LA GEOGRAFIA DEL PLACER


los placeres vienen y van al corazón. Y la geografia tambien, no recuerdo los lugares que no habitan mi memoria sentimental. Cada persona, cada cosa, cada luz y cada sombra, en resumen son los tránsitos profundos del alma del viajero. Enamorarse en cada viaje, reconocerme una "enamoretas", como dice Alekos, siempre había sido una especie de pudor, de facilidad vergonzante, de característica no loable que me define. Pero ahora, cuando reconozco en mi mapa del mundo un viaje de placeres gozosos y tambien dolorosos, me alegra infinitamente que las sombras que tiñen el trazado solo suman para hacer más luz de los faros y más interesante el camino y más laborioso el hallazgo. Nada se logra, nada se cambia, solo estas tu, moviendote por los caminos que te brindan, cada uno para llegar más dentro, más intenso, más sabroso. De repente España se me vuelve un bocado con la justa medida de lo salado y lo dulce, y en ocasiones de lo agridulce, Colombia es el sabor de la casa, del pandebono horneado, de la arepa compañera, del tamarindo escandaloso, de la espirituosa curuba, la memoria de lo íntimo, de la infancia, de la mejor melancolía. Que gusto de repente encontrar que la geografia y sus nombres tienen cara, sabor, olor, soles y lluvias, lunas y torrentes. Que las voces que nos acompañan se vuelven casa, se vuelven lecho, se vuelven nectar. Cuanto tránsito en este año, plagado de desapegos y ausencias que de repente me han empujado a la presencia, a la curiosidad, a la inocencia y a un gradito más, creo yo, de la tan ansiada libertad.

Comentarios

Anónimo dijo…
hay linda que bien escribes

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