MAPAMUNDI PERSONAL

Hay una calle anónima que significa  la ciudad, un lugar privado y anodino donde se resumen los momentos, la ciudad se abre como si fuera tuya, poseida y posesa,  ese rincón que signfica estoy aquí,   no es ningún otro lugar, nada ajeno es aquí. Esa impresión que dibuja en el viajero la sensación de que llegó y  es su casa aunque todavía los mapas sean necesarios.  Una esquina, el letrero de una tienda, una farola que no funciona porque esperar que algún día se encienda como sus vecinas, es lo que nos hace dueños de la ciudad entera; habitantes y merecedores de llamarla propia.
Cuando en el tiempo, el tiempo pasa y un día te hablan de la ciudad, la foto que tenés encima, la puerta que se abre con su nombre, desemboca en esa esquina, en esa entrada, en ese rincón, que mira al resto de la ciudad y entiende por un instante su funcionamiento, recordás la temperatura, el color , los cielos , las noches, en ese lugar de repente, tu viajera ha puesto pie firme y se ha sentido entera en el viaje, completa, llegada. Casi es seguro que si regresás, la calle no estará, y si está, no parecerá, el rincón habrá cerrado su esquina para vos, lo buscarás incansable, el resto de tu vida , buscándola pasarás de la memoria a la nostalgia como se pasa  por los sitios amados y vividos, pero entonces lo que te queda como preguntaría el zorro del Principito es  ese mapa colorido y vibrante de imágenes que son la manera como la memoria dibuja el mapamundi personal y las perspectivas, personajes, apariciones y emociones tamizadas siempre por el escenario que la mirada colorea.