CUANDO ATACAN LOS FANTASMAS


Oh sorpresa, "oh imprevista desgracia, oh infeliz" que increible cuando te atacan los fantasmas como cocodrilos, cuando de repente te encuentras en una noche cualquiera atacado y sorprendido por fantasmas que creías desechados, liberados, superados, y no podía faltar en un viaje tan lleno de maravillas, un ataque de los fantasmas que tienen aquel fetido olor a muerte y que, sin calcular, te has guardado en algún armario oculto hasta de tus propios ojos. El ataque fue brutal, y no estuvo teñido de nostalgia ni de melancolía, estuvo sangriento, rabioso, infame, al principio me retraje, me oculté, menoscabada, pero entonces, y cuánta sabiduría guardan los cuentos, recordé un cuento que estoy contando para niños , de "las mil y una noches" en que la heroina tiene que trepar una montaña sin mirar atrás para no convertirse en una estatua de mármol negro, y cuando lo conté, se me erizó la piel y no supe de qué atrás estaba hablando, supuse alguno y ahora luego del ataque fantasma lo encontré y lo agradecí. Salí de mi retracción, mire al fantasma con su verdadero tamaño, con la certeza de que la limpieza del alma se quedó conmigo, y entonces curiosamente el cocodrilo se escurrió por el pantano, se deslizó fuera de mi espíritu, y la alegría profunda empezo de nuevo a alumbrarme. Cuando atacan los fantasmas que no esperas, el aliento se entristece, como los dementores de harry potter que te roban toda esperanza, se te relentiza el paso, los ojos se te extravían, la vejez se vuelve un paso que ya has dado y hay un frío y una pena y un olor incrustado que cuesta sacar.
La memoria es como las dormideras, una planta que he visto en Colombia, que tiene las hojas abiertas pero si la tocas con la yema de los dedos, por muy suave que sea el roce, se cierra y hasta la noche no vuelve a abrir. Era noche, era tiempo, la memoria se me abrió y agradezco al fantasma su aparición burlona, sus caretas atrevidas, su olor a muerte, porque cuando atacan los fantasmas lo mejor es mirarlos a la cara, insultarlos y recordarles que su sitio es el vacio, el olvido, el silencio y el adios.

Comentarios

antoninavarro dijo…
"Carolina sin miedo"
Dice la psicologia que "olvidamos para salvarnos", aunque de cuando en cuando hay que abrir la buhardilla del inconsciente y hacer una buena limpieza, si no a la larga las goteras lo dejan todo perdido.
Besos
luzcaraballo dijo…
Como en el cuento de "Vasilisa, la Hermosa", lo ideal es mirar a Baba Yagá de frente y aguantar esa visión horrorosa, cumplir con sus demandas y alejarse triunfante con el fuego en las manos.
Fácil de decir, pero se necesita de mucha valentía y de una gran intuición para llevar esto a cabo.
Así podría describirte: valiente e intuitiva.

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